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martes, 29 de diciembre de 2009

Capitulo 43 La Historia de Malena




Isma se dirigió rápidamente a la puerta y la abrió. Carlos se aminoró ante la figura esbelta de mi hermano.
Carlos: Ah… Hola Isma.
Isma: ¿Qué estás haciendo en mi casa? Golpeando mi puerta…
Carlos: Perdona… Yo solo venía a buscar a…
Isma: ¿A quién?
Carlos: ¿No estará Malena por aquí?
Isma: Dejame que pregunte… ¿Malena?
Malena: ¿Si?
Isma: ¿Quieres salir a hablar con “este”?
Malena: No mucho.
Yo: Anda, sal y aclara las cosas.
Ana: Si, yo creo que será lo mejor.
Malena se levantó del hueco de los sillones que ocupaba y se dirigió a la puerta, siempre escoltada por mi hermano.
Carlos: ¿No nos vas a dejar solos?
Isma: No pienso.
Carlos: Bueno, Malena. Tú ganas. Quieres dejarme, adelante, hazlo. Pero me encargaré de que mi padre consiga que te echen del musical.
Malena: Tranquilo Carlos, he aprendido a no temerte. Me das igual tu, tu padre, sus abogados, tus millones… Todo. En realidad, nunca me gustaste, nunca te quise. Fuiste, por así decirlo, una marioneta. Te usé para darle celos a Rober aunque no funcionara.
Lo cierto es, que Malena era muy buena actriz, y habría sabido perfectamente engatusar a Carlos, y ahora, lo estaba haciendo polvo, estaba claro. Sonaba raro, pero una parte de mi, disfrutaba con el espectáculo. La otra querría ir a parar a Malena y detener el sufrimiento de Carlos, pero no pude.
Carlos: ¿Con que si no? Ahora te arrepentirás de tus palabras.
Carlos agarró el pomo de la puerta y dio un gran portazo.
Isma: Ahora si…
Mi hermano abrió la puerta con sus dedos como cinco ganzúas.
Isma: ¡VEN AQUÍ DESGRACIADO!
Oímos a Carlos chillar y mi hermano cerró la puerta de casa. Malena volvió con él al hueco entre los sillones.
Rober: Bien. Y ahora es cuando toca que nos expliques qué pasa aquí.
Yo sabía que no podíamos fiarnos de Malena. Seguramente se inventaría una historia.
Malena: La verdad es que no hay mucho que contar. Yo quería terminar con Carlos y no veía el modo, asi que le dije que no me gustaba, pero ni así funcionó. Por lo que me vine a casa de Andrea y él me siguió, eso es todo.
Ana: Pero has dicho que lo utilizaste para darle celos a Rober.
Malena: Era una simple excusa. La verdad es que al principio me gustaba un poco, porque el muchacho no es feo, pero es eso… Ya no. De modo que no me deja en paz.
Adri: Bueno, Malena. Tienes que saber que no eres bien recibida por todos.
Malena: Oh, no importa, sabré robaros el corazón.
Yo: Eso espero…
El teléfono de casa sonó. Rober se alcanzó hasta el y lo cogió.
Rober: ¿Diga?
De repente su voz se tornó fría y se irguió sentado a mi lado.
Yo: ¿Quién es?
Rober: Si… De acuerdo. No se preocupe. Allí estará.
Yo los miré a todos extrañada.
Yo: ¿Qué pasa?
Rober colgó el teléfono y me miró fijamente.
Yo: ¿Quién era?
Rober: Mañana te esperan para grabar.
Yo: Oh… ¿Era… él?
Rober: Si. Era David.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Capitulo 42 Nadie Golpea Mi Puerta


Me recordé a mi misma que tenía que salir de la ducha o pareceríamos unas pasas dentro de poco.

Yo: Rober… Tenemos que salir…

Rober: Un poco mas…

Volvió a abrazarme y pegarme junto a su cuerpo y yo me dejé ir. ¿Qué importaba el tiempo, si lo pasaba junto a él? Perdí la noción del tiempo, pero alguien tocó a la puerta. Era Adri.

Adri: Chicos… Tenemos visita.

Rober: ¿Quién es?

Adri: Mejor que salgáis vosotros a verlo.

Adri cerró la puerta, dejándonos intimidad para vestirnos.

Yo: ¿Quién crees que será?

Rober: No tengo ni idea.

Nos vestimos y salimos al comedor. Los chicos estaban desayunando. Fernanda había venido, pero no lo había hecho sola.

Yo: ¡¡Fer!!

Le dí un largo abrazo y luego me fijé en la persona que estaba sentada llorando en el sillón.

Yo: ¿Malena?

Malena: Ay Ana…

Me acerqué a ella. Ana, Lola y Fernanda se arrodillaron conmigo.

Ana: ¿Qué te pasa?

Malena: Ayy estoy muy mal…

Lola: Malenita… habla.

Fernanda: Si, nos tienes a todos aquí con el corazón en un puño.

Malena: Ayy pues resulta que…

Yo: ¿Qué?

Malena: Ayy no puedo hablar…

Era cierto, lloraba como una magdalena.

Ana: Malena… ¿Quieres una pastillita o algo?

Malena: ¡¡Nada de drogas!! Si hombre, lo que me faltaba a mi…

Ana: Me refería a un calmante o un gelocatil.

Malena: Ahh… si es eso… Si.

Lola: Malena, a ver… Cuéntanos lo que te pasa para que podamos ayudarte o echarte una mano.

Escuché el murmullo de la voz de mi hermano.

Isma: Si, al cuello jaja…

Fernanda: ¿Te encuentras mejor ahora?

Malena: Ahh… que dolor… Bueno, ha llegado el momento de que os lo cuente.

¡Por fin! Malena tenía el don de llegar a ser aborrecible y cargante. Parecía mentira, pero después de todo lo que nos hizo, yo misma la había perdonado y aceptado como a una mas. Malena, se levantó del sillón de mi padre y bebió un poco de agua.

Malena: Resulta que yo…

En ese momento la puerta de mi casa fue fuertemente golpeada y la voz de Carlos se pronunció entre gritos.

Carlos: ¡MALENA! Sé que estás ahí… Ábreme la puerta o la echo abajo.

Malena se movió rápidamente y se escondió bajo la falda de Fernanda.

Malena: ¡¡NO LE ABRAS!!

Mi hermano se envaró.

Isma: ¡¡NADIE GOLPEA ASI… MI PUERTA!!

Lola: Isma, ¿Qué vas a hacer?

Yo: Isma…

Isma: Dejadme… Yo sé como tratar con esta clase de gentuza.

martes, 22 de diciembre de 2009

Capitulo 41 Temblando Por Mi Amado


Salí corriendo de casa con la esperanza de llegar a tiempo. No tenía ni idea de adonde ir, pero sabía que él estaba en algún lugar a punto de hacer una gran tontería. Si acababa con su vida, acabaría con la mía y con mi mundo. Parecía incomprensible que Rober, el fuerte, esa montaña inalcanzable e inamovible bajo ninguna circunstancia fuera a marcharse de este mundo por algo tan tonto como una decepción amorosa. Pero, en realidad, yo sabía, que aquello era mucho más. No sabía por qué, pero no me detuve hasta que llegué a nuestro parque. Hacía muchísimo frío y yo no llevaba nada de abrigo, pero no importaba. Algo me decía que él estaba cerca, no sé qué, pero lo intuía. Estaba rendida, no podría dar ni tan siquiera un paso más, cuando lo vi. Me encontraba apoyada en la balaustrada de mármol de la fuente y él estaba justo enfrente de mi, con algo parecido a una navaja.

Yo: No…

El no me vio a mi, y se sentó en la falda de un árbol. A pesar del frío, solo llevaba unos vaqueros y una camiseta interior, blanca de hombreras. Se llevó la hoja afilada al extremo de la muñeca mientras que yo saltaba por encima de la balaustrada de la fuente. Era una fuente profunda, pero no me importaba, tenía que salvarlo. Si bordeaba la fuente no llegaría a tiempo. Gracias a Dios, él parecía pensárselo, lo cual me dio un poco mas de tiempo. Apoyé mis manos en la balaustrada para salir de la fuente y corrí hasta él, arrebatándole el machete y cayendo de bruces sobre su pálido cuerpo.

Rober: ¿Andrea?

Yo levanté la cabeza para poder observar de nuevo aquel rostro.

Yo: !!Rober¡¡ ¿Qué ibas a hacer? ¿Estás loco? ¿No has pensado en tu familia? ¿En mi? ¿No sabes lo mucho que significas para mi? Si tu saltas, yo salto, ¿recuerdas? Si te vas, yo me voy… No podría vivir sin ti Rober… Por favor… Perdóname. Si te hubiera pasado algo malo yo…

Rober no contestó, pero cogió mi cara entre sus cálidas y fuertes manos. El acercamiento fue peligrosamente atractivo y nuestros labios, hartos de estar separados, volvieron a encontrarse en un cálido y apasionado beso.

Rober: Gracias… Por salvarme.

Yo: De eso nada. Eres tu quien me ha salvado a mi.

Íbamos a volver a besarnos, pero alguien nos interrumpió. Ella.

Christine: ¡¡OH ROBER!! ¡Gracias a Dios que estas bien!

Se abalanzó sobre él como una loba y me apartó con la otra mano. Empezó a besarlo y él la retiró con delicadeza. Los chicos llegaron en ese momento, tal vez siguiendo mis huellas. Todos se abalanzaron sobre nosotros abrazándonos y profiriendo besos.

Adri: Mira, si te hubieras hecho algo, te juro que…

Rober: Anda calla.

Los dos amigos se fundieron en un cálido abrazo.

Adri: No vuelvas a hacerme esto nunca más.

Rober: No lo haré.

Christine: Yo creo que deberías ir a tomar algo. ¿Vienes a mi casa?

Rober: Christine, prefiero ir a mi casa o a la casa de mi novia.

¡Había vuelto a decirlo! Me había perdonado y yo no podría ser más feliz. Me tendió la mano y yo la acepté.

Rober: ¿Vamos?

Yo: Claro.

Nos encaminamos a mi casa, que estaba mas cerca que la suya, seguidos por toda la panda, excluyendo a Christine. Lo cierto es que me dio un poco de lastima, pero la dejamos ahí. Al llegar, le pedí a los chicos que fueran a por algo de desayunar, y todos, menos Adri aceptaron. Subimos los tres a casa.

Yo: Creo que deberías ducharte con agua caliente. En la calle hacía muchísimo frío y debes estar destemplado.

Me dí la vuelta para dirigirme a la cocina con Adri, pero Rober me agarró por el brazo.

Rober: Lo haré si tu te duchas conmigo.

Me quedé un poco cortada, pero acepté encantada. Nos metimos en el baño y nos desnudamos sin pudor. Entramos ambos en la cabina y el agua caliente empezó a resbalar por nuestros cuerpos.

Rober: No sabes cuanto echaba esto de menos…

Mis brazos se anudaron a su cuello y los suyos a mi cintura.

Yo: Y yo…

Nos besamos y nos fundimos en una sola cosa mientras el agua caliente nos mojaba y nos hacía cada vez mas al uno del otro.