Capitulo 23 Empiezo a Recordarte

Al volver, los chicos me recogieron. Todos estaban muy tristes.
Ana: ¡Andre!
Adri: Lo siento...
Lola: Todos lo sentimos mucho.
Isma: Ven hermanita...
Mi hermano me dió un abrazo. Era curioso, pero conseguía calmarme. Estabamos conectados. Cuando volvimos a ensayar, Guille me llamó a su despacho.
Guille: Andrea, sé que fuí muy duro con lo que te dije, pero, ¿comprendes que es la verdad? Ahora él estará mejor.
Yo: Eso espero. ¿Algo mas?
Guille: Conoces ya a tu nuevo compañero ¿verdad?
Carlos estaba allí. Era algo muy fuerte verlo con la ropa de Rober, me dolía era como un insulto. Salí corriendo. Esperaba de corazón que Fernanda no lo vierao ella también se hundiría en la miseria. Todos intentaban darme ánimos. Rober se había ido para siempre con una idea equivocada de mi. Me odiaría por siempre y yo lo amaría por siempre. Carlos era un Mario bueno, y lo hizo bien aunque se aprovechó mucho de mi.
Carlos: No sabes como lo siento.
Fernanda: Si muchisimo.
El día que los descubrí hablando me sorprendí mucho.
Carlos: Te dejé por Andrea. Es ella a quien quiero.
Fernanda: ¿Crees que me voy a creer eso de mi mejor amiga?
¿Yo era la mejor amiga de Fernanda? Cierto que estábamos muy unidas tras la separación de Rober.
Fernanda: No me calientes la cabeza y dejame tranquila.
En cuanto a Adri y Ana estaban muy enamorados. No era por nada pero verlos me recoradaba a esos primeros días con Rober, por lo que procuraba no estar mucho tiempo cerca de ellos. Isma y Lola vivían de día y de noche. Eran el alma de todas las fiestas y casi no paraban por casa. Y bueno... Malena... Estaba radiante tras la marcha de Rober. Estaba claro que celebraba mi estado de ánimo. Yo procuraba pasar de ella, pero siempre la pillaba hablando de él y sus palabras se me clavaban como dardos punzantes en el corazón. Y yo me consumía poco a poco. Veía nuestras fotos, lo miraba a la cara y le decía que lo quería. ¿Que estaría haciendo él? Había triunfado. Era el mejor Fantasma de la Opera que nunca nadie había visto. Portada de numerosas revistas, y adorado por las mujeres americanas. Pero era mi Rober. Habían pasado casi 7 meses desde que se fué cuando Guille anunció que ibamos a hacer una gira y tendríamos un descanso de tres meses.
Yo: Chicos, ¿que os parece si vamos a ver mundo en estos tres meses?
Ana: ¿Un viaje juntos?
Adri: Sería genial.
Lola: Pues todo aclarado.
Isma: Adri, ¿sacamos los billetes?
Fernanda: Venga, pero para salir pronto.
Yo: Chicos, yo quería pediros algo.
Ana: ¿Si?
Yo: La última parada de ese viaje...
Adri: Lo entiendo Andre... ¡¡CLARO QUE SI!!
Lo había cogido al vuelo.
Yo: Me gustaría ir a verle, pero no quiero hablar con él.
Lola: Es una idea estupenda Andrea.
3 meses de viaje por Europa todos juntos. Y después a America. Era un poco egoísta por mi parte, pero no podía quitarme esa idea de la cabeza. Necesitaba verlo aunque fuese por última vez. Adri y mi hermano sacaron los billetes y a la mañana siguiente estabamos todos en el avión. Praga, Venecia, Roma, Paris, Los Fiordos Noruegos y por último Nueva York. Dos meses y medio viajando y tratando de olvidarlo. ¿Pero como hacerlo? Paris, la Ciudad del Amor... Italia y todos sus lugares intimos para enamorados, con la Fontana de Trevi y en Noruega, la Sirenita de Copenhague mirando al mar, perdida, como lo estaba yo, entre los pensamientos a su amor. Ana, Adri, Lola, Fernanda y mi hermano me lo notaba. Habíamos establecido una conexión especial. Era muy fuerte. Un adiós se llevó los meses mas felices de mi vida dejandome el alma triste y fría. Volviendo a la soledad y a pensar como estarás. No te puedo olvidar Rober, tu ausencia es algo que me tiene herida. Miles de noches largas y mi cuerpo extraña el amarte otra vez, como ya lo hice ayer. Hoy sin ti, empiezo a recordarte. Empiezo a lamentarme, como ya lo hice ayer. Ya no puedo reir, no sabes cuantos días te he llorado. Al no tenerte mas entre mis brazos, ni besar tu boca mas. Y no sentir tu fuego ya. Y es que no se vivir sin ti, tu lo eras todo mara mi, anhelo verte para hablarte de mi. Quiero llamarte y susurrar te quiero, como ya te quise ayer, como ya lo hice ayer. Todo esto me decía cada día, y deseaba hacerlo. Pero algo me frenaba. Seguro que se había olvidado de mi. Le hice tanto daño... Los tres meses pasaron en un vuelo y acababamos de llegar a Nueva York. Llegamos al hotel y pasamos por el teatro donde Rober actuaba. Esa misma noche lo vería y no podía esperar mas.